Este blog va dirigido a los estudiantes de EBS Madrid y pretende acercar a los alumnos de Dirección Internacional de Empresas a la realidad española
viernes, 31 de marzo de 2017
viernes, 24 de marzo de 2017
EL FÚTBOL EN ESPAÑA, ¿ALGO MÁS QUE UN DEPORTE?
El fútbol español en cifras
El fútbol profesional es un gran negocio. Nadie lo puede dudar. Lo dicen las cifras que se mueven alrededor del rey de los deportes. A día de hoy, el fútbol es considerado como la decimoséptima economía mundial. En España, el 1,7 del Producto Interior Bruto corresponde a un deporte de 42 empresas que dan forma a la Liga de Fútbol Profesional y que tienen un presupuesto de ingresos de 2.117 millones de euros, por 1.947 millones de euros de gastos.
El fútbol profesional crea 85.000 empleos directos e indirectos y aporta 9.000 millones de euros a la economía, sólo la quiniela supone 500 millones de euros al año, unos 13 millones de euros por jornada. Cada temporada acuden a los campos repartidos por toda España 14 millones de personas y otros 174 millones lo ven por televisión por todo el mundo. Lo dice la empresa auditora Deloitte y queda ratificado semana tras semana. Además, y según una encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) el 54% de la población española se considera seguidora del fútbol, siendo el sector de edad comprendido entre los 18 y 24, los más fieles con un 62%.
Detrás de este fútbol profesional, el que arrastra a millones de personas, hay otro imprescindible para que el fútbol de élite sea posible. Las estrellas que hoy valen noventa o sesenta millones de euros se iniciaron en campos de tierra, lejos de las masas de aficionados que siguen a las estrellas domingo tras domingo. Y es que el fútbol aficionado que da cobijo la Federación Española es el paso previo e imprescindible para ser alguien en un deporte que mueve pasiones y dinero por igual. El sueño se inicia con diez años y tras otros tantos de duro peregrinar sin la comodidad en la que viven los equipos de Primera, sólo los elegidos llegan a lo más alto. De los 780.000 aficionados que juegan al fútbol, tan sólo 1.000 llegan a jugar en Primera o Segunda y sólo un par de centenares tienen la suerte de convertirse en millonarios.
Detrás de este fútbol profesional, el que arrastra a millones de personas, hay otro imprescindible para que el fútbol de élite sea posible. Las estrellas que hoy valen noventa o sesenta millones de euros se iniciaron en campos de tierra, lejos de las masas de aficionados que siguen a las estrellas domingo tras domingo. Y es que el fútbol aficionado que da cobijo la Federación Española es el paso previo e imprescindible para ser alguien en un deporte que mueve pasiones y dinero por igual. El sueño se inicia con diez años y tras otros tantos de duro peregrinar sin la comodidad en la que viven los equipos de Primera, sólo los elegidos llegan a lo más alto. De los 780.000 aficionados que juegan al fútbol, tan sólo 1.000 llegan a jugar en Primera o Segunda y sólo un par de centenares tienen la suerte de convertirse en millonarios.
La dimensión social que en poco más de un siglo ha tomado el fútbol en España es notable
El fútbol, deporte de equipo más importante en España por su número de practicantes, se ha convertido en un fenómeno que se relaciona con factores culturales, sociales, económicos e incluso políticos. Aunque suene a tópico, el fútbol es algo más que dos equipos de 11 personas persiguiendo un balón.
El mayor impacto del fútbol en España está en la televisión, donde logra audiencias enormes: el 15 por ciento de la población sigue de manera habitual el fútbol cada Jornada, cifra que se eleva a 20 por ciento cuando se trata de partidos de la Champions.
La dimensión social que en poco más de un siglo ha tomado el fútbol en España es notable. Comenzó su recorrido nacional a finales del Siglo XIX y principios del XX, con la fundación de los primeros clubes: Athletic de Bilbao (1898), Barcelona (1899) y Real Madrid (1902).
El primer Campeonato de Liga en España se celebró en 1929, una fecha que marcó el inicio de una competición que iría ganando importancia y espectadores de forma constante durante la década de 1930 (con el paréntesis de la guerra) y 1940. Sin embargo, la verdadera explosión del fútbol en España se produjo en los años cincuenta, cuando la rivalidad entre el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona adquirió otra dimensión, y la dictadura del General Franco comenzó a utilizar este deporte como marco sustitutivo de la política. En ese entonces, el Real Madrid, dirigido por el empresario Santiago Bernabéu, se convirtió en un símbolo del Régimen, que a través de él proyectaba una favorable imagen internacional. Paralelamente, el Barcelona (o Barça) se convirtió en "algo más que un club de fútbol" , lo que significa que, para la población catalana, supuso un soterrado símbolo nacionalista.
Al llegar la década de 1990, la rivalidad Real Madrid-Barça fue superando tales dimensiones supra-deportivas, para convertirse en un espectáculo de masas de carácter global que ha concitado la atención de millones de espectadores en todo el planeta.
Cuando juegan el Real Madrid y el Barcelona no sólo compiten dos equipos. Simbólicamente también compiten dos ciudades que rivalizan por su prevalencia en el país, dos proyectos de estado (centralista y federal), asociados a dos identidades colectivas (española y catalana).
También supone una confrontación deportiva entre los empresarios madrileños y catalanes, que participan en la gestión de sus respectivos equipos, y, por tanto, el choque directo entre dos modelos de gestión. Por un lado, se encuentra el modelo representado por el Barcelona, que apuesta claramente por la cantera del club, frente a Florentino Pérez, Presidente del Real Madrid y que contrata estrellas mundiales que refuercen la proyección del club en la esfera global.
El fútbol posee un peculiar ingrediente para lograr un potente atractivo social. Se trata de la visión de los futbolistas como "hijos del pueblo", que logran fortuna gracias a sus méritos, esfuerzo y compromiso.
La población se identifica con los jugadores, considerados una suerte de héroes a quienes es importante seguir. También hay que sumar la incertidumbre en el resultado, la estética del propio deporte e incluso de los equipos (cuyas camisetas se han convertido en emblemas), la dimensión en términos de ocio barato, factores que hacen del fútbol un espectáculo de masas con gran repercusión económica.
Por su parte, los medios de comunicación masiva han convertido al fútbol español en una máquina de marketing global. No sólo empresas de material deportivo buscan patrocinar este deporte; todos los sectores pueden encontrar rentable patrocinar a un equipo para identificarse con sus valores (trabajo en equipo, seguridad, credibilidad, etcétera) y lograr un aumento de sus ventas.
Los datos del Annual Review of Football Finance, correspondientes al 2010 y publicados por la consultora Deloitte, muestran que la competición futbolística española creció un 4 por ciento, lo que representó ingresos cercanos a los 1.500 millones de euros (unos 2.183 millones de dólares), sobre todo por el crecimiento del Real Madrid y el Barcelona. Ambos equipos fueron, por segundo año consecutivo, los que más dinero produjeron en el mundo.
Muchos de los clubes están presididos por grandes empresarios, representantes de las mayores corporaciones del país, también magnates del petróleo e incluso personalidades con tintes políticos, como el anterior Presidente del Barcelona, Joan Laporta, quien tras encadenar unos años de éxitos deportivos, anunciaba la formación de un partido político independentista cuando abandonó la Presidencia del Barça. Presidir un equipo de fútbol otorga notoriedad, fama y respeto social. Actualmente, todos los estadios españoles cuentan con palcos que son utilizados por las clases dirigentes para tejer relaciones, llegar a acuerdos y hacer todo tipo de negocios. El apoyo de personalidades de la política a los equipos de sus ciudades marca una relación equidistante donde los clubes obtienen ventajas económicas que los políticos (sobre todo alcaldes) esperan rentabilizar en votos, pues la simpatía por un determinado equipo de fútbol también cotiza en el mercado electoral.
El fútbol en España se ha conformado como un espacio simbólico; baste decir que casi el 85 por ciento de la población se siente muy o bastante orgullosa de los éxitos de la Selección Nacional.El Mundial de Sudáfrica supuso un gran éxito para España no sólo en lo deportivo, sino por la participación en la Selección de jugadores provenientes de todas las regiones del país, especialmente de Madrid, Barcelona y el País Vasco, lo que ha simbolizado un cierto triunfo en la unidad.
Consecuentemente, la arquitectura institucional del fútbol en España es muy peculiar: el Consejo Superior de Deportes está definido por ley como un organismo autónomo de carácter administrativo, a través del cual se ejerce la actuación de la administración del Estado en el ámbito del deporte. Está presidido por el Secretario de Estado para el Deporte, que es un cargo político nombrado por el Gobierno.
Finalmente, es necesario hacer referencia a un elemento característico de España y su relación con el fútbol el hecho de que este deporte ha venido siendo un factor de distensión para una sociedad que aún no ha resuelto algunas cuestiones políticas fruto de su historia más reciente. Así, el fútbol en España también es un espacio para el debate social, un ámbito que canaliza las pasiones sin que ello afecte de sobremanera a la estructura político-institucional.
En definitiva, y parafraseando el conocido lema barcelonista, el fútbol en España es "algo más que un deporte".
Fuente: texto adaptado de El Confidencial
¿Estás de acuerdo con la afirmación "el fútbol en España es algo más que un deporte"? ¿Cuál es la consideración de este deporte en tu país? ¿Hay equipos rivales semejantes al Real Madrid y Barcelona en España?
viernes, 10 de marzo de 2017
La fiesta del toro en España
La tauromaquia
para muchos españoles es una parte fundamental de sus vidas. El toreo simboliza las
fiestas, la hombría (bravura) y el arte. Este es quizá
uno de los trabajos más polémicos debido a que para unos la tauromaquia es una
tradición y para otros un maltrato injustificado y cruel hacia un animal.
Directamente es imposible definir
un salario fijo para un torero. En el mundo de los toros
depende mucho tu caché y el arte que tengas con la banderilla además de en qué
sitio se hace dicha corrida. Además, no es lo mismo torear en España que torear
en países como Venezuela, México o Colombia. En España los toreros mejor
pagados serían Jesulín de Ubrique,
Manolete, Enrique Ponce o
El Juli. Obviamente no se pueden comparar a estos grandes de la tauromaquia con
los toreros menos diestros o los novilleros.
Las entradas para una corrida de toros en una plaza grande y con
un famoso torero son más caras y por tanto es en estas ocasiones donde más se
gana. La más grande de las de España sería las Ventas de Madrid.
En el caso de las Ventas de Madrid los sueldos oscilan entre el
más bajo del tercer banderillero (390
euros por corrida); El segundo y primer banderillero ganarían entre 800 y 1200
euros. El matador es el que más se arriesga y el que mayor cantidad cobra. Poniendo
de ejemplo a José Tomás, ingresa
cerca de 350 000 euros por participar en La Maestranza u otra plaza del mismo nivel. Con esto
perfectamente podría superar fácilmente el millón de euros al año.
La
fiesta del toro es un motor de la economía en España que no sólo genera
empleo sino que además produce un gran negocio y da de comer a miles de
familias. Según la Junta de Andalucía en toda España este sector mueve 2.500
millones de euros y en Andalucía unos 500 millones. En cuanto al número de
empleos que supone, la fiesta nacional general entre 180.000 y 200.000 puestos
de trabajo directos.
La
fiesta del toro es también un factor medioambiental importante por la
existencia de dehesas dedicadas a la cría del toro bravo en libertad. Esto
supone miles de hectáreas libres de contaminación. Así como el asentamiento de
población en los pueblos donde existen dehesas y ganaderías. Hay muchas
personas trabajando en estas fincas dedicadas a la cría y cuidado del toro y si
no fuera por ello muchos habrían emigrado a la ciudad.
Por
su parte Carlos Nüñez, presidente de la Mesa del Toro, recuerda que la fiesta
nacional es el segundo espectáculo de masas en España por detrás del fútbol.
Por ello insiste en que si se suprimiera «desaparecería mucho empleo» ya que
además del empleo directo también hay mucho «inducido» como el del turismo que
se produce en una localidad cada vez que se celebra una corrida de
toros. Núñez admite también que las entradas de toros son caras y lo achaca a los fuertes gravámenes que tienen ya que el
impuesto ronda el 21
por ciento. «Con esos impuestos, uno de cada cinco espectadores se los come la
administración», dice Núñez, recordando también lo costosa que es la cría del toro. Criar a un toro es muy
caro: durante cuatro años vive como el rey de la dehesa, con un mayoral
y muchas personas a su cargo.
En los años 2010-2011 el 9,8% de los españoles asistieron a
los toros. Los niveles de asistencia son significativamente superiores en los
varones, 10,6%, que en las mujeres, 6,4%. Las mayores tasas de asistencia se
registran en el grupo central de edades, de 35 a 54 años y en los más jóvenes.
Por autonomías, el 22,7% de las corridas de toros celebradas en
2012 tuvieron lugar en Andalucía, seguida de la Comunidad de Madrid, con el
17,9%, y de las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha y Castilla y León,
que acogieron el 12,8% y el 11,8%.
El mundo del toro no es siempre un negocio de millonarios. Los empresarios que regentan las principales plazas (Madrid, Sevilla, Valencia, Bilbao), y toreros como El Juli, José Tomás o Enrique Ponce, representan tan sólo un pequeño grupo de afortunados que realmente gana mucho dinero.
En España hay un total de 2.950 plazas de segunda y tercera categoría, y esto sin contar las plazas portátiles. La mayor parte de los espectáculos taurinos dependen de los pequeños empresarios que regentan estas plazas. Ellos son los que organizan las corridas, las novilladas y los rejoneos en todos los pueblos y pequeñas capitales de España. El volumen de negocio que manejan estos empresarios aunque es mucho menor que el que se mueve en las grandes plazas, representa la mayoría del sector taurino. Los gastos de un empresario taurino en una corrida en un pueblo oscilan entre los cincuenta y los sesenta mil euros. Los ayuntamientos suelen ofrecer una subvención de veinte mil euros como mucho para que las entradas no cuesten más de 20 euros.
Fuente: texto adaptado
Tus comentarios...
¿Qué opinas de la corrida? ¿Crees
que se debería prohibir en el resto de España o por el contrario, que es parte
de la cultura española y que supone un beneficio económico importante?
lunes, 6 de marzo de 2017
LA INMIGRACIÓN EN ESPAÑA
El mundo se enfrenta a una crisis migratoria
de grandes dimensiones. La huida de los países donde el autodenominado Estado
Islámico está imponiendo su régimen de terror, no ha hecho más que agravar la
situación. Miles de refugiados buscan un país de acogida y la Comunidad
Internacional parece no ser capaz de dar respuesta al problema. Algunos países
han aplicado políticas generosas de acogida pero esta apertura también les ha
causado problemas de inestabilidad interna. Otros han decidido blindar sus
fronteras. ¿Cómo deberíamos actuar?
El mundo se está globalizando. Nos
encontramos en un amplio proceso de cambio que afecta no sólo a los sectores de
economía, comercio y ocio sino también a la vida diaria de gente la como
ciudadanos de un país e individuos. La sociedad pide más flexibilidad y
movimiento y el mundo se vuelve un lugar abierto con muchas oportunidades de
buscar lo mejor para las personas, sea donde sea. Cada vez más gente decide
salir de su tierra nativa a comenzar nuevamente en otro país, haciendo frente a
muchas dificultades.
Actualmente en España viven
aproximadamente 44.000.000 personas, según el Instituto Nacional de
Estadística, y el 12% de la población son emigrantes. Quizás esta cifra no nos
sorprenda al compararla con la de otros países, pero sí nos asombra al
compararla con la cifra española hace diez años atrás, cuando era mucho más
baja.
Antes que nada habría que hacer
una distinción entre dos grupos principales de inmigrantes para que se aclare
de quienes se está hablando.
El primer grupo lo constituyen personas
que vienen a España durante una cierta época de su vida, aunque nada les obliga
a salir de su país de origen. Vienen expatriados por motivos de trabajo, casi
siempre la empresa para la que trabajan les pide que hagan algún traslado
temporal a otro país. Las condiciones económicas suelen ser favorables y no
presentan problemas de integración.
Otras personas vienen para pasar su
jubilación en España en determinadas zonas del mediterráneo y de las islas,
normalmente en compañía de sus cónyuges. En ambos casos proceden casi
exclusivamente de países de la UE, así que llevan una vida socialmente alta y
económicamente estable en los países de origen y lo consiguen también en
España. Para este colectivo, que constituye gran parte de la población no
española, conviene más el nombre de extranjeros.
El segundo grupo lo constituye hombres
y mujeres a las que circunstancias más graves les obligan a salir de su país.
Proceden en la mayoría de los casos de países menos prósperos, de países con
conflictos bélicos o del Tercer Mundo. Para ellos, la emigración les parece la
única o la más prometedora posibilidad para resolver sus problemas. Sin
embargo, al llegar al nuevo país suelen tener aún más problemas por falta de
dinero, carencia de educación y formación y situación legal, sólo por mencionar
algunas circunstancias.
Nadie se levanta un día por la mañana y
decide dejar atrás el país que le vio nacer para marcharse a otro desconocido. Se
trata de inquietudes y deseos que se acumulan poco a poco y culminan finalmente
en la decisión de emigrar. Para darse esta decisión, son necesarios tanto los
factores que empujan a las personas fuera del país, definidos socialmente como 'push', como los que atraen a los
emigrantes a un destino determinado o los 'pull'.
Sin la combinación de ambos la migración no se llevaría a cabo. El hombre, por
naturaleza, espera siempre un futuro mejor, por consiguiente va en busca de una
mejor calidad de vida. Para algunos la migración es la oportunidad de escapar
de un marco político social opresivo. Para otros es la promesa, o al menos la
posibilidad de mejor salud, mejor vivienda, una buena educación para sus hijos,
en fin una buena calidad de vida, lo que los arrancará de su entorno.
Algunos sociólogos han descrito la vida de
los emigrantes como una vivida entre dos culturas. Las personas emigran de su
país huyendo de situaciones y condiciones internas, no huyendo de su patria.
Consecuentemente al llegar al país de acogida les es difícil romper con la
persona que hay dentro de ellos y que todavía no ha migrado. Es imposible
pretender una asimilación completa y perfecta de los emigrantes al estilo de
vida del país de destino pues a causa del fuerte arraigamiento a su cultura, la
asimilación es mínima.
Los emigrantes se encuentran en
medio de dos países, en medio de dos culturas y divididos entre dos idiomas.
Utilizan su primera lengua para desenvolverse en su vida personal, con su
familia si está con ellos y con su círculo social, que la mayoría de las veces
son otros emigrantes de la misma nacionalidad. Por otro lado recurren al idioma
del lugar en el que residenl para desenvolverse en el trabajo. Las dos vidas no
se fusionan. El idioma es solamente un factor más que hace resistencia a la
asimilación, entre otras diferencias culturales.
En el mundo hay 244
millones migrantes, según datos de 2015 de Naciones Unidas. ¿Tienen en España
más o menos peso en comparación con otros países europeos?
Si durante los años de bonanza económica en
España la inmigración supuso uno de los protagonistas y motores indudables de
la mejoría, tras la crisis este fenómeno ha transitado por caminos diferentes:
retornos a países de origen, salidas de jóvenes formados en busca de una
oportunidad y, más allá de nuestras fronteras, en una enorme oleada de
refugiados.
De acuerdo con las cifras que
recopila Expansión/Datosmacro.com de Naciones Unidas, los 244 millones
de migrantes que había en 2015 en el mundo suponían el 3,3% de la población
mundial. Aproximadamente, el 58% de ellos residían en países desarrollados.
Según estos datos, en España había 5.852.953
de inmigrantes en ese ejercicio, es decir, 427.112 personas menos que cinco
años antes, aunque aún por encima de los 4.107.226 que había en 2005.
¿Supone muchos o pocos respecto a otros
países europeos? Pues, en conjunto, representan el 12,6% de la población
española, una tasa por debajo de la que tienen países como Alemania (14,6%) o
Reino Unido (13,07%). En Irlanda llega al 15,8% y en Austria, al 17,15%. Suecia
y Noruega, por su parte, superan el 14%.
En el lado más bajo de la clasificación se
sitúan Polonia, Rumanía y Bulgaria, que apenas llegan al 2%. Por su parte,
Portugal cuenta con una tasa del 8,1%.
Para Ramón Mahía, uno de los coordinadores
del anuario Cidob de la Inmigración, el saldo migratorio hoy en día es
prácticamente cero, "llegan más o menos nuevos en cantidad similar a los
que se van y eso hace que el stock de inmigrantes esté situado entre 4,5 y 5
millones de personas", afirma el experto.
En este sentido, el informe, que se ha
presentado esta misma semana, detalla que "el número de nuevos inmigrantes
en España ha estado próximo a 350.000 anuales entre 2009 y 2015", en plena
crisis económica.
Según un reciente estudio de la Fundación de
Cajas de Ahorros (Funcas), "la sociedad española avanza hacia una mayor
tolerancia o aceptación de la inmigración, pese al contexto de empleo aún
desfavorable, a lo que contribuye la menor percepción de presencia migratoria y
de mayor control de los flujos migratorios, además del efecto de la empatía y
del conocimiento mutuo tras años de convivencia con inmigrantes".
Las pateras y la valla
En España la inmigración tiene un especial
impacto a través del Estrecho de Gibraltar. Miles de seres humanos desesperados
emprenden periódicamente el arriesgado viaje que supone cruzar el mar que separa
España de África. Manejados y extorsionados por mafias, pagan enormes sumas de
dinero para tener un espacio en embarcaciones en muy malas condiciones. A veces
son abandonados a la deriva por estas personas sin corazón.
La Armada española ha fletado un barco
especial, la Fragata Navarra, desde el pasado septiembre cuya única misión es
salvar las vidas de estas personas que sufren las consecuencias de guerras y
crisis económicas.
En apenas un mes y medio, los
militares españoles ya han salvado la vida a 1.800 inmigrantes, 40 al día de media. Llevan en el
Mediterráneo desde el pasado 24 de septiembre y, últimamente, las operaciones
de rescate son habituales. Este domingo, sin ir más lejos, rescataron a 578
migrantes, 83 de ellos niños, frente a las costas de Libia. "Encontrar una
embarcación a la deriva es algo habitual", nos dicen.
¿Cómo se rescata una patera repleta de inmigrantes?
El procedimiento es "lo más
importante", relata el comandante de la Navarra. Lo primero que hay que
hacer es "calmarlos".
Llegan muy nerviosos y cualquier movimiento puede dar con todos en el agua. La
maniobra de aproximación la realizan dos pequeñas embarcaciones, que llegan a
la patera por los lados.
Muy pocos saben nadar. Pero si
hay algunos que, cuando se aproximan los militares, se lanzan al agua. Lo que se hace en
esos momentos de gran tensión es hablarles con megáfonos e insistirles en que
se sienten.
Una vez sentados, los militares
reparten chalecos salvavidas.
Prestan especial atención a este momento, para que los inmigrantes se los
pongan bien. A continuación se pasa al proceso de transbordo.
Los primeros son los bebés y las madres. A
continuación, los niños, seguidos de las mujeres. Un proceso que tiene que
llevarse a cabo con sumo cuidado para evitar que caigan todos al agua.
¿Con qué tipo de inmigrantes se encuentran?
Trabajar en el Mediterráneo
salvando vidas es duro pero, a la vez, un trabajo gratificante. El capitán de
fragata Cuquerella Gamboa relata que los inmigrantes con los que se encuentran
tienen muestras de agradecimiento
tremendas hacia ellos.
Cuando les reciben, se encuentran
a personas rotas, agotadas y
desnutridas. Son abogados, médicos o, en ocasiones, empresarios que
huyen de países en guerra y que se embarcan en una patera, engañados por mafias.
En ocasiones han visto cómo sus familiares han muerto asesinados por los
propios mafiosos.
¿Cómo es la
situación de la inmigración en tu país?
¿Se acepta
socialmente a los refugiados?
¿Crees que se
deben abrir las fronteras a cualquier persona extranjera con dificultades
políticas o económicas?
¿Con qué
condiciones?
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