lunes, 23 de febrero de 2015



EL FÚTBOL EN ESPAÑA, ¿ALGO MÁS QUE UN DEPORTE?


El fútbol español en cifras

El fútbol profesional es un gran negocio. Nadie lo puede dudar. Lo dicen las cifras que se mueven alrededor del rey de los deportes. A día de hoy, el fútbol es considerado como la decimoséptima economía mundial. En España, el 1,7 del Producto Interior Bruto corresponde a un deporte de 42 empresas que dan forma a la Liga de Fútbol Profesional y que tienen un presupuesto de ingresos de 2.117 millones de euros, por 1.947 millones de euros de gastos.

El fútbol profesional crea 85.000 empleos directos e indirectos y aporta 9.000 millones de euros a la economía, sólo la quiniela supone 500 millones de euros al año, unos 13 millones de euros por jornada. Cada temporada acuden a los campos repartidos por toda España 14 millones de personas y otros 174 millones lo ven por televisión por todo el mundo. Lo dice la empresa auditora Deloitte y queda ratificado semana tras semana. Además, y según una encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) el 54% de la población española se considera seguidora del fútbol, siendo el sector de edad comprendido entre los 18 y 24, los más fieles con un 62%.

Detrás de este fútbol profesional, el que arrastra a millones de personas, hay otro imprescindible para que el fútbol de élite sea posible. Las estrellas que hoy valen noventa o sesenta millones de euros se iniciaron en campos de tierra, lejos de las masas de aficionados que siguen a las estrellas domingo tras domingo. Y es que el fútbol aficionado que da cobijo la Federación Española es el paso previo e imprescindible para ser alguien en un deporte que mueve pasiones y dinero por igual. El sueño se inicia con diez años y tras otros tantos de duro peregrinar sin la comodidad en la que viven los equipos de Primera, sólo los elegidos llegan a lo más alto. De los 780.000 aficionados que juegan al fútbol, tan sólo 1.000 llegan a jugar en Primera o Segunda y sólo un par de centenares tienen la suerte de convertirse en millonarios.

Fuente: texto adaptado de MEDIOTIEMPO
La dimensión social que en poco más de un siglo ha tomado el fútbol en España es notable
El fútbol,  deporte de equipo más importante en España por su número de practicantes, se ha convertido en un fenómeno que se relaciona con factores culturales, sociales, económicos e incluso políticos. Aunque suene a tópico, el fútbol es algo más que dos equipos de 11 personas persiguiendo un balón.
El mayor impacto del fútbol en España está en la televisión, donde logra audiencias enormes: el 15 por ciento de la población sigue de manera habitual el fútbol cada Jornada, cifra que se eleva a 20 por ciento cuando se trata de partidos de la Champions
La dimensión social que en poco más de un siglo ha tomado el fútbol en España es notable. Comenzó su recorrido nacional a finales del Siglo XIX y principios del XX, con la fundación de los primeros clubes: Athletic de Bilbao (1898), Barcelona (1899) y Real Madrid (1902).

El primer Campeonato de Liga en España se celebró en 1929, una fecha que marcó el inicio de una competición que iría ganando importancia y espectadores de forma constante durante la década de 1930 (con el paréntesis de la guerra) y 1940. Sin embargo, la verdadera explosión del fútbol en España se produjo en los años cincuenta, cuando la rivalidad entre el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona adquirió otra dimensión, y la dictadura del General Franco comenzó a utilizar este deporte como marco sustitutivo de la política. En ese entonces, el Real Madrid, dirigido por el empresario Santiago Bernabéu, se convirtió en un símbolo del Régimen, que a través de él proyectaba una favorable imagen internacional. Paralelamente, el Barcelona (o Barça) se convirtió en "algo más que un club de fútbol" , lo que significa que, para la población catalana, supuso un soterrado símbolo nacionalista.
Al llegar la década de 1990, la rivalidad Real Madrid-Barça fue superando tales dimensiones supra-deportivas, para convertirse en un espectáculo de masas de carácter global que ha concitado la atención de millones de espectadores en todo el planeta.
Cuando juegan el Real Madrid y el Barcelona no sólo compiten dos equipos. Simbólicamente también compiten dos ciudades que rivalizan por su prevalencia en el país, dos proyectos de estado (centralista y federal), asociados a dos identidades colectivas (española y catalana).

También supone una confrontación deportiva entre los empresarios  madrileños y catalanes, que participan en la gestión de sus respectivos equipos, y, por tanto, el choque directo entre dos modelos de gestión. Por un lado, se encuentra el modelo representado por el Barcelona, que apuesta claramente por la cantera del club, frente a Florentino Pérez, Presidente del Real Madrid y que contrata estrellas mundiales que refuercen la proyección del club en la esfera global.

El fútbol posee un peculiar ingrediente para lograr un potente atractivo social. Se trata de la visión de los futbolistas como "hijos del pueblo", que logran fortuna gracias a sus méritos, esfuerzo y compromiso.

La población se identifica con los jugadores, considerados una suerte de héroes a quienes es importante seguir. También hay que sumar la incertidumbre en el resultado, la estética del propio deporte e incluso de los equipos (cuyas camisetas se han convertido en emblemas), la dimensión en términos de ocio barato, factores que hacen del fútbol un espectáculo de masas con gran repercusión económica.

Por su parte, los medios de comunicación masiva han convertido al fútbol español en una máquina de marketing global. No sólo empresas de material deportivo buscan patrocinar este deporte; todos los sectores pueden encontrar rentable patrocinar a un equipo para identificarse con sus valores (trabajo en equipo, seguridad, credibilidad, etcétera) y lograr un aumento de sus ventas.

Los datos del Annual Review of Football Finance, correspondientes al 2010 y publicados por la consultora Deloitte, muestran que la competición futbolística española creció un 4 por ciento, lo que representó ingresos cercanos a los 1.500 millones de euros (unos 2.183 millones de dólares), sobre todo por el crecimiento del Real Madrid y el Barcelona. Ambos equipos fueron, por segundo año consecutivo, los que más dinero produjeron en el mundo.

Muchos de los clubes están presididos por grandes empresarios, representantes de las mayores corporaciones del país, también magnates del petróleo e incluso personalidades con tintes políticos, como el anterior Presidente del Barcelona, Joan Laporta, quien tras encadenar unos años de éxitos deportivos, anunciaba la formación de un partido político independentista cuando abandonó la Presidencia del Barça. Presidir un equipo de fútbol otorga notoriedad, fama y respeto social. Actualmente, todos los estadios españoles cuentan con palcos que son utilizados por las clases dirigentes para tejer relaciones, llegar a acuerdos y hacer todo tipo de negocios. El apoyo de personalidades de la política a los equipos de sus ciudades marca una relación equidistante donde los clubes obtienen ventajas económicas que los políticos (sobre todo alcaldes) esperan rentabilizar en votos, pues la simpatía por un determinado equipo de fútbol también cotiza en el mercado electoral.
El fútbol en España se ha conformado como un espacio simbólico; baste decir que casi el 85 por ciento de la población se siente muy o bastante orgullosa de los éxitos de la Selección Nacional.El Mundial de Sudáfrica supuso un gran éxito para España no sólo en lo deportivo, sino por la participación en la Selección de jugadores provenientes de todas las regiones del país, especialmente de Madrid, Barcelona y el País Vasco, lo que ha simbolizado un cierto triunfo en la unidad.
Consecuentemente, la arquitectura institucional del fútbol en España es muy peculiar: el Consejo Superior de Deportes está definido por ley como un organismo autónomo de carácter administrativo, a través del cual se ejerce la actuación de la administración del Estado en el ámbito del deporte. Está presidido por el Secretario de Estado para el Deporte, que es un cargo político nombrado por el Gobierno.

Finalmente, es necesario hacer referencia a un elemento característico de España y su relación con el fútbol  el hecho de que este deporte ha venido siendo un factor de distensión para una sociedad que aún no ha resuelto algunas cuestiones políticas fruto de su historia más reciente. Así, el fútbol en España también es un espacio para el debate social, un ámbito que canaliza las pasiones sin que ello afecte de sobremanera a la estructura político-institucional.

En definitiva, y parafraseando el conocido lema barcelonista, el fútbol en España es "algo más que un deporte".
Fuente: texto adaptado de El Confidencial
¿Estás de acuerdo con la afirmación "el fútbol en España es algo más que un deporte"? ¿Cuál es la consideración de este deporte en tu país? ¿Hay equipos rivales semejantes al Real Madrid y Barcelona en España?

lunes, 16 de febrero de 2015

ALGUNOS DATOS SOBRE EL PARO JUVENIL EN ESPAÑA


925.300 menores de 30 años llevan más de un año buscando trabajo
Uno de cada tres jóvenes españoles no acaba la educación secundaria
El Banco de España propone eliminar el salario mínimo
Expertos proponen incentivar el contrato a tiempo parcial
La UE prepara un fondo de 6.000 millones de euros para este colectivo
Francia pide ampliar el Erasmus a las prácticas en empresas
Rajoy solicita excluir del déficit las ayudas a la contratación de jóvenes

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El desempleo entre los jóvenes se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de Europa en los últimos tiempos. Cinco años después de estallar la crisis, las generaciones nacidas entre mediados de los ochenta y mediados de los noventa se han encontrado con un panorama laboral desolador. Y lo peor de todo, no parece existir ninguna solución a medio plazo.

Un par de datos de Eurostat. De los 19,3 millones de parados que había en la Eurozona en el primer trimestre, 3,6 millones tenían menos de 25 años. Si un 12,2% de la población activa estaba en el paro, este porcentaje se elevaba 24,4% en el caso de los menores de esa edad.

Lo grave de esta fotografía es que es aún peor en España, país con 6,2 millones de desempleados, un 27,1% de la población activa. Aquí hay 960.400 menores de 25 años sin trabajo, un 55,9% del total, a los que habría que sumar otros 880.800 que están entre esa edad y los 30 años: los jóvenes que tuvieron la mala suerte de entrar al mundo laboral al estallar la crisis hace un lustro.

Reformas laborales
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió ya en 2010 que el desempleo juvenil amenazaba con crear "una generación perdida". Lo que se viene denominando en España los Ninis[1]. Por aquel entonces el Banco de Españareclamaba acabar con la dualidad del mercado laboral: las diferencias entre aquellos con contratos indefinidos con alta indemnización, normalmente mayores, y aquellos temporales con baja indemnización, muchos de ellos jóvenes.

El principal problema del desempleo, general y juvenil, es la destrucción del tejido económico por la crisis inmobiliaria, que se ha llevado por delante gran parte del trabajo temporal del país y parte del indefinido.

Por ello, las perspectivas de empleo son malísimas para lo que queda de década: hasta que no crezca la economía, no se generarán nuevos puestos de trabajo. Y el Gobierno prevé un 24,8% de paro en 2016.

Mientras tanto, el gobierno de Mariano Rajoy acometió una importante reforma laboral que tuvo como uno de sus objetivos abaratar[2] el despido y dar más flexibilidad a las empresas para acabar con la dualidad de los contratos.

¿Qué se plantea en España?
"Los logros alcanzados por la reforma laboral en materia de flexibilidad interna y de moderación salarial son esperanzadores, pero los resultados obtenidos en el impulso de la contratación no son todavía suficientes", advierte el Banco de España en su informe anual de 2012.

Este organismo recomienda buscar nuevas fórmulas para flexibilizar aún más los salarios[3]. Entre ellas, suprimir el salario mínimo[4] para los colectivos "con mayores dificultades", como es el caso de los jóvenes.

En España hay 41 contratos de trabajo, de los que las empresas sólo utilizan siete u ocho, según la patronal. La última reforma laboral introdujo el 'Contrato para la formación y el aprendizaje', destinado a menores de 30 años cuya duración oscilará entre uno y tres años y en el que dedicarán hasta un 85% del tiempo a trabajar.

Por su parte, la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016 prevé bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social cuando las empresas contraten a tiempo parcial a jóvenes; la creación de otro contrato de primer empleo temporal bonificado cuando se convierta en indefinido; y una tarifa plana en las cuotas a la seguridad social de 50 euros durante seis meses para emprendedores de menos de 30 años.

La formación no es un seguro en este momento para hallar trabajo. La tasa de paro entre 20 y 24 años es del 45% entre quienes tienen educación superior, como una carrera universitaria, frente al 49% de los titulados con la segunda etapa de secundaria.

Según Manpower, la educación ha estado alejada, o en oposición, de la empresa, una opinión que comparte Carlos Marqueríe, fundador de 4Innovation (4i), quien critica a un "lobby universitario" en el que la investigación a largo plazo no satisface las necesidades inmediatas de los negocios.

En opinión de Cuatrecasas, una solución sería reformar "a fondo" la contratación a tiempo parcial, una alternativa al contrato temporal para su introducción en el mundo laboral.

¿Qué propone Europa?
Hace unos meses, Angela Merkel se escandalizó[5] en el Foro Económico Mundial de Davos por el alto desempleo juvenil en España. Poco después, la canciller alemana promovió la creación de una partida extraordinaria de 6.000 millones de euros en los presupuestos europeos para cinco años para luchar contra este problema, fondo del cual ha recomendado a Rajoy que eche mano ya para mejorar el mercado laboral en España.

Una de las medidas que baraja Francia es ampliar las becas Erasmus a prácticas en empresas de otros países de Europa. Precisamente España es el país que más Erasmus envía fuera del país, unos 36.183 en el último curso. Sin embargo, el programa se ha convertido en otra víctima de los recortes: su presupuesto se ha reducido un 30% en 2013.

Por su parte, Alemania ha ofrecido ayuda a España contra el paro, aunque de momento no se ha concretado en ningún programa importante. Berlín prometió en 2012 dar formación a los jóvenes parados españoles que han emigrado allí, mientras que hace una semana las ministras de Empleo Fátima Báñez y Ursula Von der Leyen firmaron un acuerdo de cooperación con la intención de dar trabajo en el futuro a 5.000 jóvenes cualificados al año.

El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha urgido[6] a los Veintisiete a que logren que los jóvenes trabajen en  menos de cuatro meses una vez acaben los estudios.
Una propuesta que parece humo después de un lustro[7] de crisis. Si hay una solución, llegaría tarde para 925.300 menores de 30 años que llevan más de un año en el paro. Una estadística del INE en la que no figuran aquellos que han dejado el país o han dejado de buscar trabajo por imposible.



[1] Ni estudian ni trabajan
[2] Lo contrario es: encarecer
[3] Sueldo, nómina
[4] 752,85€ SMI (2014)
[5] Escandalizarse de algo
[6] Urgir: es urgente que hagas algo
[7] Periodo de cinco años

¿Cómo es la situación del desempleo juvenil en tu país?
¿Cuál de las soluciones planteadas te parece más efectiva?
¿Qué harías si tuvieras poder para solucionar este problema?

lunes, 9 de febrero de 2015

Los españoles son los trabajadores europeos que más horas trabajan al año

Los españoles trabajaron una media de 277 horas más que los alemanes en 2013, según datos del Instituto de Estudios Económicos (IEE) a partir de estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE, que sitúan el promedio de horas trabajadas en España durante 2013 en 1.690 horas, frente a las 1.413 horas de Alemania y las 1.379 horas de Holanda.

Parada de 40 minutos para comer

Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional de Racionalización de Horarios Españoles, ha explicado que "esta racionalización nos beneficia porque viviríamos de una forma más intensa". Según Buqueras, con unos horarios de trabajo más flexibles sería posible la conciliación de la vida familiar y laboral y obtendríamos una mayor productividad. "Nos pasamos muchas horas en el trabajo", dice, y la productividad está a la cola de Europa. "Tenemos muy arraigada una cultura en la que lo importante es que el jefe nos vea en el trabajo hasta que él se marche". Sin embargo, Buqueras ha dicho que lo ideal es "optimizar el tiempo en el trabajo" y poder lograr los objetivos dentro del horario marcado.
 
Un horario, más europeo, que podría ser seguido por el 90% de la población comenzaría entre siete y media y nueve y media de la mañana y terminaría entre las cinco y las seis, con una parada de 40 minutos para comer y habiendo desayunado de una manera completa y correcta.

Datos curiosos: los horarios españoles para las comidas
 
Los horarios de comidas y cenas en España son diferentes a los de nuestros vecinos. Somos el país de Europa que más tarde se acuesta y, por eso también, los que nos levantamos por las mañanas con más ojeras. Fuera de España, la comida es ligera y la cena, familiar. Hace unos años una encuesta establecía que en España se cena de media a las 22:00 horas, frente a las 19 horas de Francia. Por añadidura, la jornada laboral es más larga y las horas de sueño más cortas que en otras naciones de Europa. Los estudios realizados hasta ahora recogen también que un 65% de los españoles permanece despierto más tarde de las doce de la noche, cuando en los países vecinos llevan tiempo de sueño. Los programas de televisión de más audiencia empiezan a las diez y media de la noche y acaban a la una de la madrugada. Son costumbres con un enorme coste en salud, bienestar y productividad que termina afectando sobre todo a la vida laboral de las personas.

Los horarios de las comidas de los españoles son vistos con incredulidad por parte de los europeos. Cuando un alemán se va a comer a las 12 del mediodía, un español puede hacerlo a las dos y media o a las tres de la tarde. En contra de lo que muchos piensan, no es una costumbre antigua. De hecho es bastante reciente. Tradicionalmente el almuerzo, la comida del mediodía, se realizaba en España alrededor de la una de la tarde. Sin embargo después de la guerra civil española (1936-1939) se agravó la situación económica de los hogares españoles obligando a los cabezas de familia a tomar un mínimo de dos empleos, una tendencia que ya se había empezado a dar desde mediados del siglo XIX. Generalmente el empleo base o fundamental consistía en una jornada de 8 a 10 horas. Puesto que el sueldo obtenido no bastaba para el sustento familiar se recurría a un segundo empleo, de menor duración generalmente. Todo ello teniendo en cuenta que lo normal era también trabajar el sábado. Puesto que la cuestión era aprovechar al máximo la mañana, los trabajadores pluriempleados tenían un bloque compacto de al menos ocho horas de manera que para cumplirlas se desplazó el horario de la comida. Por poner un ejemplo, un obrero X, de oficio mecánico, trabajaba en una fábrica de 6 de la mañana a 2 de la tarde, salía, almorzaba, y a las cuatro de la tarde se incorporaba a un pequeño taller de mecánica donde trabajaba cuatro horas más. Por ello lo normal era comer a las 3 de la tarde y cenar a las 10 de la noche. 

¿Cómo es el horario laboral de tu país?
¿Piensas que sería bueno que España adaptara el suyo al del resto de Europa?