ACTUALIDAD ECONÓMICA Marta García Aller
La XI edición del ranking exclusivo de Actualidad Económica desvela cuáles son las compañías más deseadas para trabajar en España, un dato muy relevante en plena crisis.
¿Dónde se mima más al talento? ¿Quiénes pagan mejor? ¿Qué proyectos motivan más a la plantilla? ¿Por qué en algunas empresas se promociona más rápido? ¿Dónde tienen los horarios más flexibles? ¿Cómo se concilia mejor? ¿Quién apuesta por la mejor formación?
Barra libre de fruta fresca, espacios para jugar a la Wii, profesores particulares para después del cole de los niños, tintorería y hasta lavacoches gratis en el garaje para todos los empleados... No es un espejismo. Entre las 147 empresas analizadas este año seguimos encontrando privilegios que recuerdan la dulce bonanza de épocas pasadas en las que nada parecía suficiente para mimar a los empleados. ¿Son éstas las claves para seguir en cabeza de Las Mejores Empresas para Trabajar? Seguramente no. Pero, sin duda, la mayoría envidiará a quienes aún gocen en su empresa de estos pequeños detalles mientras, fuera, arrecia el temporal.
Kimberly Clark, Telefónica, Banesto, Santander y Roche encabezan el ranking 2009
Todas ellas pueden estar especialmente orgullosas por haber logrado sobresalir en un año especialmente difícil. Sus actividades son de lo más dispares. Van de los productos de higiene a las telecomunicaciones, pasando por las finanzas y los medicamentos. Pero las cinco ganadoras tienen mucho en común. Comparten, ante todo, una gran habilidad en la gestión del talento, unas políticas de retribución competitivas, gran preocupación por la formación y un buen ambiente laboral.
El grupo estadounidense de productos de consumo e higiene Kimberly Clark es la ganadora de la edición de 2009. En 2007 rozó el triunfo con la segunda posición y el año pasado ocupaba el número siete, pero la propietaria de marcas como Scottex y Kleenex ha recogido por fin los frutos de su siembra en política de Recursos Humanos.
Empresas españolas
Las multinacionales españolas vuelven a protagonizar las buenas noticias. Telefónica (2), Banesto (3), Santander (4) y La Caixa (6) imponen un sabor patrio al pelotón de cabeza. La crisis no ha achantado a nuestros grandes de la banca y la tecnología, sino todo lo contrario. Este año hay cuatro españolas en el top ten, frente a las tres que hubo el año pasado.
Telefónica y La Caixa son las empresas revelación de la temporada, ya de los puestos 85 y 25 que ocupaban, respectivamente, en 2008, han entrado en el grupo de cabeza. La empresa presidida por César Alierta, responsable de casi un 20% del Ibex 35, está capeando la crisis como pocas y se ha convertido en la compañía española más deseada para trabajar. Telefónica es también la que encabeza la clasificación por Retribución y Compensación.
Banesto es, en esta edición, la reina de las entidades financieras y la que mejor sabe cuidar el talento en doce meses especialmente convulsos para el sector. Además, la entidad presidida por Ana Patricia Botín es la única española que lleva cinco años consecutivos entre las cinco primeras.
“En años de bonanza, en la gestión de Recursos Humanos se valora tener gimnasio propio o un futbolín en el pasillo”, dice Cubeiro. “Ahora cuentan más los intangibles y la gestión en la adversidad. Hace más falta saber si la retribución variable es justa, si la promoción está basada en el mérito y cómo evitar un ERE o cómo hacerlo lo mejor posible si no hay más remedio”.
Este blog va dirigido a los estudiantes de EBS Madrid y pretende acercar a los alumnos de Dirección Internacional de Empresas a la realidad española
jueves, 18 de febrero de 2010
jueves, 11 de febrero de 2010
CONVERTIR LA ADVERSIDAD EN UN TRIUNFO PERSONAL
http://www.expansiónyempleo.com/
Publicado el 08-02-2010 por Juan Carlos Cubeiro, presidente de Eurotalent.
En 'Invictus' somos testigos de una verdadera transformación desde el odio de dos razas enfrentadas sin remedio a la integración de ambas por un objetivo común.
En Invictus han concurrido tres circunstancias: la primera es El factor humano, el excelente relato del periodista británico afincado en Barcelona John Carlin (1956). Licenciado en filosofía inglesa por la Universidad de Oxford, Carlin había trabajado en México y América Central cuando se convirtió en el corresponsal en Johannesburgo del London Independent de 1989 a 1995. Vivió en primera persona el final del apartheid, la liberación de Mandela, su elección presidencial y el mundial de rugby que unió a esa nación. Con un tono periodístico maravilloso, narra en El factor humano el estilo de liderazgo de Madiba –como cariñosamente llaman sus compatriotas a Mandela–, el anti-maquiavelismo de un líder que estuvo 27 años preso y salió de la celda fortalecido, con un corazón generoso y una mente visionaria.
El segundo ingrediente es la amistad de Mandela con Morgan Freeman (1937), uno de los mejores actores de nuestro tiempo (Paseando a Miss Daisy, Robin Hood, Cadena perpetua, Seven, Million dollar baby, Ahora o nunca, entre otras). Hace tiempo que Freeman quería interpretar al ex presidente sudafricano, pero no tenía un guión lo suficientemente bueno para hacerlo.
Y el tercer elemento que concurre en esta película es la búsqueda de Clint Eastwood (1930), considerado el favorito de Hollywood según el último Harris Poll. El tema del cine de Eastwood es la venganza, desde el heroico Harry el Sucio al pistolero viejo y viudo de Sin perdón, al fotógrafo de Los puentes de Madison, el veterano astronauta de Space cowboys, el entrenador de Million dollar baby o el jubilado de la Ford en Gran Torino. Una profunda evolución desde “el que la hace la paga” del lejano Oeste a la lección de tolerancia de su película anterior y al valor y la sabiduría de Mandela en este Invictus.
La guinda de este pastel –una espléndida crónica periodística, un actor perfecto para el papel y un director de leyenda que ha encontrado lo que buscaba– es Matt Damon (1970), que interpreta a François Pienaar, el capitán de los Springboks –los antílopes, el equipo nacional de rugby–. Este personaje es testigo privilegiado de una profunda transformación desde el odio de los blancos hacia los negros –y el deseo de revancha de éstos– a la integración de ambos en un proyecto nacional. Quienes hemos tenido el privilegio de poder visitar el Museo del Apartheid en Johannesburgo no dudamos de que se trata de un auténtico milagro.
La fuerza de un líder de carne y hueso
Mandela es el líder más inspirador que nos queda. Sus cualidades de liderazgo son fantásticas: estar centrado en un firme propósito, un alto concepto de sí mismo como servidor público, optimismo, serenidad, autoeficacia, asunción de riesgos, adaptabilidad y resiliencia. Como vemos en Invictus, para Mandela nadie es invisible: todos somos excepcionales, y añade que “hay pocas adversidades en este mundo que uno no pueda convertir en un triunfo personal si cuenta con una voluntad de hierro y las habilidades necesarias”. Mandela intuyó que el deporte (el rugby, el fútbol) puede cambiar el mundo.
En tiempos de enorme dificultad, con una tasa de desempleo que puede llegar al 20% de la población activa, un déficit público desbocado y una enorme sensación de desconfianza, Invictus es más que una película: es la demostración palpable y relativamente reciente (estamos hablando de hechos reales de hace 15 años) de que la espiral de confrontación nos lleva a la destrucción, en tanto que la integración puede unir a un país. El perdón puede limpiar y cerrar profundas heridas. La reconciliación, el respeto a las opiniones ajenas, la tolerancia, hacen grandes a una comunidad.
Somos un país que se siente muy orgulloso de sus deportistas –de la selección española de fútbol, campeona de Europa, invicta en la clasificación del mundial y número uno del ránking FIFA; de nuestra selección de baloncesto, vigente campeona de Europa y del mundo; de nuestros héroes de la Copa Davis, bicampeones; de Alberto Contador, Fernando Alonso, Rafa Nadal, Pau Gasol…– y que no se siente nada orgulloso de sus dirigentes: la clase política es la tercera preocupación de la ciudadanía, tras el paro y la situación económica. La altiva improvisación de unos, que van por libre con nulo sentido autocrítico, y la irresponsabilidad de otros, que tratan de sacar réditos electorales del desprecio y la arrogancia, han provocado un clima de desconfianza, tal como el descenso drástico del consumo y la inversión, la destrucción de puestos de trabajo, un récord de ahorro, que estamos en el furgón de cola de la recuperación económica.
¿Por qué no aplicamos los valores de nuestro deporte tales como la seguridad en nosotros mismos, la serenidad y perspectiva, el optimismo, el espíritu de superación, el respeto por el rival, la influencia sana y positiva a nuestra sociedad? A Mandela le ha servido de inspiración el poema Invictus –indomable– de William Henley, que finaliza así: “No importa cuán estrecho sea el camino,/ cuán cargada de castigo la sentencia./ Soy el amo de mi destino;/ soy el capitán de mi alma”. Sí, somos los amos de nuestros destinos, somos los capitanes de nuestras almas. Juntos.
Mandela es la prueba fehaciente de que es posible. Deberíamos seguir su ejemplo. Es el mejor servicio que podemos prestarle como líder.
© 2009, Unidad Editorial Internet, S.L.
Publicado el 08-02-2010 por Juan Carlos Cubeiro, presidente de Eurotalent.
En 'Invictus' somos testigos de una verdadera transformación desde el odio de dos razas enfrentadas sin remedio a la integración de ambas por un objetivo común.
En Invictus han concurrido tres circunstancias: la primera es El factor humano, el excelente relato del periodista británico afincado en Barcelona John Carlin (1956). Licenciado en filosofía inglesa por la Universidad de Oxford, Carlin había trabajado en México y América Central cuando se convirtió en el corresponsal en Johannesburgo del London Independent de 1989 a 1995. Vivió en primera persona el final del apartheid, la liberación de Mandela, su elección presidencial y el mundial de rugby que unió a esa nación. Con un tono periodístico maravilloso, narra en El factor humano el estilo de liderazgo de Madiba –como cariñosamente llaman sus compatriotas a Mandela–, el anti-maquiavelismo de un líder que estuvo 27 años preso y salió de la celda fortalecido, con un corazón generoso y una mente visionaria.
El segundo ingrediente es la amistad de Mandela con Morgan Freeman (1937), uno de los mejores actores de nuestro tiempo (Paseando a Miss Daisy, Robin Hood, Cadena perpetua, Seven, Million dollar baby, Ahora o nunca, entre otras). Hace tiempo que Freeman quería interpretar al ex presidente sudafricano, pero no tenía un guión lo suficientemente bueno para hacerlo.
Y el tercer elemento que concurre en esta película es la búsqueda de Clint Eastwood (1930), considerado el favorito de Hollywood según el último Harris Poll. El tema del cine de Eastwood es la venganza, desde el heroico Harry el Sucio al pistolero viejo y viudo de Sin perdón, al fotógrafo de Los puentes de Madison, el veterano astronauta de Space cowboys, el entrenador de Million dollar baby o el jubilado de la Ford en Gran Torino. Una profunda evolución desde “el que la hace la paga” del lejano Oeste a la lección de tolerancia de su película anterior y al valor y la sabiduría de Mandela en este Invictus.
La guinda de este pastel –una espléndida crónica periodística, un actor perfecto para el papel y un director de leyenda que ha encontrado lo que buscaba– es Matt Damon (1970), que interpreta a François Pienaar, el capitán de los Springboks –los antílopes, el equipo nacional de rugby–. Este personaje es testigo privilegiado de una profunda transformación desde el odio de los blancos hacia los negros –y el deseo de revancha de éstos– a la integración de ambos en un proyecto nacional. Quienes hemos tenido el privilegio de poder visitar el Museo del Apartheid en Johannesburgo no dudamos de que se trata de un auténtico milagro.
La fuerza de un líder de carne y hueso
Mandela es el líder más inspirador que nos queda. Sus cualidades de liderazgo son fantásticas: estar centrado en un firme propósito, un alto concepto de sí mismo como servidor público, optimismo, serenidad, autoeficacia, asunción de riesgos, adaptabilidad y resiliencia. Como vemos en Invictus, para Mandela nadie es invisible: todos somos excepcionales, y añade que “hay pocas adversidades en este mundo que uno no pueda convertir en un triunfo personal si cuenta con una voluntad de hierro y las habilidades necesarias”. Mandela intuyó que el deporte (el rugby, el fútbol) puede cambiar el mundo.
En tiempos de enorme dificultad, con una tasa de desempleo que puede llegar al 20% de la población activa, un déficit público desbocado y una enorme sensación de desconfianza, Invictus es más que una película: es la demostración palpable y relativamente reciente (estamos hablando de hechos reales de hace 15 años) de que la espiral de confrontación nos lleva a la destrucción, en tanto que la integración puede unir a un país. El perdón puede limpiar y cerrar profundas heridas. La reconciliación, el respeto a las opiniones ajenas, la tolerancia, hacen grandes a una comunidad.
Somos un país que se siente muy orgulloso de sus deportistas –de la selección española de fútbol, campeona de Europa, invicta en la clasificación del mundial y número uno del ránking FIFA; de nuestra selección de baloncesto, vigente campeona de Europa y del mundo; de nuestros héroes de la Copa Davis, bicampeones; de Alberto Contador, Fernando Alonso, Rafa Nadal, Pau Gasol…– y que no se siente nada orgulloso de sus dirigentes: la clase política es la tercera preocupación de la ciudadanía, tras el paro y la situación económica. La altiva improvisación de unos, que van por libre con nulo sentido autocrítico, y la irresponsabilidad de otros, que tratan de sacar réditos electorales del desprecio y la arrogancia, han provocado un clima de desconfianza, tal como el descenso drástico del consumo y la inversión, la destrucción de puestos de trabajo, un récord de ahorro, que estamos en el furgón de cola de la recuperación económica.
¿Por qué no aplicamos los valores de nuestro deporte tales como la seguridad en nosotros mismos, la serenidad y perspectiva, el optimismo, el espíritu de superación, el respeto por el rival, la influencia sana y positiva a nuestra sociedad? A Mandela le ha servido de inspiración el poema Invictus –indomable– de William Henley, que finaliza así: “No importa cuán estrecho sea el camino,/ cuán cargada de castigo la sentencia./ Soy el amo de mi destino;/ soy el capitán de mi alma”. Sí, somos los amos de nuestros destinos, somos los capitanes de nuestras almas. Juntos.
Mandela es la prueba fehaciente de que es posible. Deberíamos seguir su ejemplo. Es el mejor servicio que podemos prestarle como líder.
© 2009, Unidad Editorial Internet, S.L.
jueves, 4 de febrero de 2010
¡Cuidado con Facebook! Las fotos de su última noche de copas podrían salir a relucir en su próxima entrevista de trabajo
Expansión.com
Jueves, 04 de febrero de 2010
Sheila Matatoros
Proyectar un perfil en línea adecuado puede marcar la diferencia entre conseguir un empleo y conseguir ser rechazado por el personal de RRHH
Imágenes suyas en el cumpleaños de un amigo o en la cena de empresa que después se prolongó inesperadamente hasta altas horas de la madrugada circulan por Internet. Es posible que usted no haya colgado las fotos de estos eventos en la Red. Puede que ni siquiera llevara cámara alguna aquel día y que, por supuesto, no estuviera interesado en absoluto en que esas fotos, graciosas en el ámbito privado, pero comprometidas fuera de él, llegaran a hacerse de dominio público.
También cabe la posibilidad de que sus amigos y compañeros le pidieran que las colgara en Facebook para recordar lo bien que se lo pasaron en su última juerga y usted accediera a ello sin pensar en que algo tan simple como la imagen de una noche de fiesta puede dañar seriamente su reputación on line. En cualquiera de los dos casos, ahora, sin saber muy bien cómo ni por qué, esas imágenes han llegado a manos del personal de Recursos Humanos de la empresa en la que tenía una entrevista de trabajo y han echado por tierra sus expectativas.
Facebook, Tuenti y Twitter son tres de las redes sociales que gozan de mayor aceptación, a través de las cuales, millones de usuarios comparten datos sobre sí mismos, en muchos casos con personas a las que no conocen de nada. Aunque generalmente usamos estas plataformas para socializar de un modo divertido con otros usuarios, en muchas ocasiones no somos del todo conscientes de la importancia que nuestra reputación on line puede tener en la vida real.
Hace apenas una semana, Microsoft publicaba un informe en el que alertaba sobre la falta de conciencia de los usuarios respecto a este asunto. Dicho informe se elaboró con los datos del estudio que la empresa Cross-Tab Marketing Services llevó a cabo en EEUU, Reino Unido y Alemania para medir el grado en que las empresas emplean los perfiles públicos de la gente en Internet a la hora de contratar personal.
Proyectar un perfil en línea adecuado puede marcar la diferencia entre conseguir un empleo y conseguir ser rechazado por el personal de RRHH
"Realmente es necesario vigilar estos riesgos, pero al mismo tiempo, también es bueno saber que existe una oportunidad real aquí, en Internet. Afortunadamente, algunos pasos simples puede ayudar a asegurar que su reputación en línea sea un activo y no pasivo". Inman-Grant explica que proyectar un perfil en línea adecuado puede marcar la diferencia entre conseguir un empleo y conseguir ser rechazado por el personal de Recursos Humanos (RRHH) de una empresa.
¿Quién accede a nuestros datos?
En demasiadas ocasiones colgamos en Internet blogs, fotos o vídeos que revelan información de cómo somos sin tener conciencia plena de que con esos datos nos estamos forjando una reputación on line que en cualquier momento puede traspasar la barrera y afectar directamente a nuestros intereses en la vida real. ¿Realmente controlamos quiénes tienen acceso a toda la información que circula por la Red sobre nosotros? ¿Sabemos quién accede a esos datos y para qué los usa?
Para la directora general de seguridad en Internet de Microsoft, el origen de este problema radica en que las personas no son plenamente conscientes de cómo esa información sobre sus vidas puede ser utilizada. Así lo demuestra el hecho de que más de un tercio de los encuestados asegurase que no les preocupaban los efectos que su reputación on line pudiera ocasionar en su vida personal o profesional. El otro factor de riesgo es que casi la mitad de los participantes en el estudio consideraba inapropiado que los departamentos de RRHH de las empresas revisen las fotos, vídeos y demás contenidos que circulan en Internet sobre los posibles candidatos a un puesto de trabajo.
Un 79% de los departamentos de RRHH de las empresas de EEUU se basan en la información que circula por la Red para contratar profesionales
Inapropiado o no, lo cierto es que Internet es un dominio público y las empresas no dudan en hacer uso de él para la selección del personal.
El estudio que ha llevado a cabo Microsoft refleja que un 79% de los departamentos de RRHH de las empresas estadounidenses se basan en la información que circula por la Red para contratar profesionales y un 84% considera estos datos como uno de los dos principales factores a tener en cuenta a la hora de valorar la idoneidad de un candidato para determinado puesto de trabajo. En Alemania el porcentaje de empresas que hacen uso de esta información para valorar a posibles trabajadores disminuye hasta el 59%, mientras que en Reino Unido se sitúa en el 47%.
Según los datos del estudio elaborado por Microsoft no demasiado. Un 70% de las empresas encuestadas en EEUU asegura haber rechazado a un candidato basándose en su perfil on line. En Reino Unido el porcentaje es del 41%. En ambos casos el rechazo viene motivado por imágenes y videos que el personal de RRHH consideró inadecuados.
"Podemos ser nuestros mejores publicistas. Es evidente que se puede sacar un beneficio económico de nuestra reputación on line"
Una de las claves para obtener el mayor beneficio posible a la reputación on line es la privacidad de nuestros datos. El estudio elaborado por Microsoft demuestra que, poco a poco, la gente empieza a tomar conciencia de la importancia que tiene su identidad en la Red. Un 42% de los encuestados reconoce haber buscado información sobre sí mismo a través de Bing u otros motores de búsqueda y un 5% se ha puesto en contacto con los administradores de algún sitio web donde aparecen datos propios para que eliminaran contenidos falsos o poco favorables sobre ellos.
Protección de datos
Precisamente uno de los mayores riesgos a los que se enfrentan los usuarios en Internet es al uso que otras personas pueden hacer de sus datos personales. Por muy férreo que sea el control que hacemos sobre la información personal que circula por Internet, siempre se está expuesto a que terceras personas publiquen información falsa. Aunque existen distintos vías para restaurar nuestra identidad on line -crear nuevos contenidos o contactar con grupos como la organización Fertik, dedicada a ayudar a los usuarios a mejorar su identidad en la Red-, la mejor arma para defenderse de los ataques en Internet es el Derecho a la intimidad.
El pasado 28 de enero la Comisión Europea anunció su intención de modernizar la directiva comunitaria sobre protección de datos de 1995. Viviane Reding, futura Comisaria de Justicia y actual responsable de la cartera de Sociedad de la Información, informó de que el próximo 9 de febrero la CE dará a conocer las conclusiones de los trabajos preparatorios para la reforma de una directiva que debe evolucionar ya que "el mundo ha cambiado mucho desde 1995". Solo en Europa, el número de personas que utiliza las redes sociales roza los 42 millones y uno de los principales riesgos a los que se enfrentan es que aplicaciones como Facebook o Tuenti "permiten que otros vean información personal, incluso fotografías".
Derecho a la intimidad Vs. Libertad de expresión
Según Reding, los ciudadanos "quieren que se refuerce la transparencia y la fuerza de voluntad" para controlar la distribución de datos en Internet, y este es precisamente uno de los objetivos de la reforma de la directiva de 1995". Esta afirmación contrasta con las polémicas declaraciones realizadas recientemente por el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, asegurando que la gente lo que quiere en Internet es compartirlo todo y no que refuercen la privacidad.
Aunque en cierto modo Zuckerberg podría tener su pequeña parte de razón, no hay que olvidar que las decisiones que tomamos en Internet tienen repercusiones que van más allá de los límites de la Red y que sus efectos pueden llegar a perjudicar nuestros intereses en la vida real.
Jueves, 04 de febrero de 2010
Sheila Matatoros
Proyectar un perfil en línea adecuado puede marcar la diferencia entre conseguir un empleo y conseguir ser rechazado por el personal de RRHH
Imágenes suyas en el cumpleaños de un amigo o en la cena de empresa que después se prolongó inesperadamente hasta altas horas de la madrugada circulan por Internet. Es posible que usted no haya colgado las fotos de estos eventos en la Red. Puede que ni siquiera llevara cámara alguna aquel día y que, por supuesto, no estuviera interesado en absoluto en que esas fotos, graciosas en el ámbito privado, pero comprometidas fuera de él, llegaran a hacerse de dominio público.
También cabe la posibilidad de que sus amigos y compañeros le pidieran que las colgara en Facebook para recordar lo bien que se lo pasaron en su última juerga y usted accediera a ello sin pensar en que algo tan simple como la imagen de una noche de fiesta puede dañar seriamente su reputación on line. En cualquiera de los dos casos, ahora, sin saber muy bien cómo ni por qué, esas imágenes han llegado a manos del personal de Recursos Humanos de la empresa en la que tenía una entrevista de trabajo y han echado por tierra sus expectativas.
Facebook, Tuenti y Twitter son tres de las redes sociales que gozan de mayor aceptación, a través de las cuales, millones de usuarios comparten datos sobre sí mismos, en muchos casos con personas a las que no conocen de nada. Aunque generalmente usamos estas plataformas para socializar de un modo divertido con otros usuarios, en muchas ocasiones no somos del todo conscientes de la importancia que nuestra reputación on line puede tener en la vida real.
Hace apenas una semana, Microsoft publicaba un informe en el que alertaba sobre la falta de conciencia de los usuarios respecto a este asunto. Dicho informe se elaboró con los datos del estudio que la empresa Cross-Tab Marketing Services llevó a cabo en EEUU, Reino Unido y Alemania para medir el grado en que las empresas emplean los perfiles públicos de la gente en Internet a la hora de contratar personal.
Proyectar un perfil en línea adecuado puede marcar la diferencia entre conseguir un empleo y conseguir ser rechazado por el personal de RRHH
"Realmente es necesario vigilar estos riesgos, pero al mismo tiempo, también es bueno saber que existe una oportunidad real aquí, en Internet. Afortunadamente, algunos pasos simples puede ayudar a asegurar que su reputación en línea sea un activo y no pasivo". Inman-Grant explica que proyectar un perfil en línea adecuado puede marcar la diferencia entre conseguir un empleo y conseguir ser rechazado por el personal de Recursos Humanos (RRHH) de una empresa.
¿Quién accede a nuestros datos?
En demasiadas ocasiones colgamos en Internet blogs, fotos o vídeos que revelan información de cómo somos sin tener conciencia plena de que con esos datos nos estamos forjando una reputación on line que en cualquier momento puede traspasar la barrera y afectar directamente a nuestros intereses en la vida real. ¿Realmente controlamos quiénes tienen acceso a toda la información que circula por la Red sobre nosotros? ¿Sabemos quién accede a esos datos y para qué los usa?
Para la directora general de seguridad en Internet de Microsoft, el origen de este problema radica en que las personas no son plenamente conscientes de cómo esa información sobre sus vidas puede ser utilizada. Así lo demuestra el hecho de que más de un tercio de los encuestados asegurase que no les preocupaban los efectos que su reputación on line pudiera ocasionar en su vida personal o profesional. El otro factor de riesgo es que casi la mitad de los participantes en el estudio consideraba inapropiado que los departamentos de RRHH de las empresas revisen las fotos, vídeos y demás contenidos que circulan en Internet sobre los posibles candidatos a un puesto de trabajo.
Un 79% de los departamentos de RRHH de las empresas de EEUU se basan en la información que circula por la Red para contratar profesionales
Inapropiado o no, lo cierto es que Internet es un dominio público y las empresas no dudan en hacer uso de él para la selección del personal.
El estudio que ha llevado a cabo Microsoft refleja que un 79% de los departamentos de RRHH de las empresas estadounidenses se basan en la información que circula por la Red para contratar profesionales y un 84% considera estos datos como uno de los dos principales factores a tener en cuenta a la hora de valorar la idoneidad de un candidato para determinado puesto de trabajo. En Alemania el porcentaje de empresas que hacen uso de esta información para valorar a posibles trabajadores disminuye hasta el 59%, mientras que en Reino Unido se sitúa en el 47%.
Según los datos del estudio elaborado por Microsoft no demasiado. Un 70% de las empresas encuestadas en EEUU asegura haber rechazado a un candidato basándose en su perfil on line. En Reino Unido el porcentaje es del 41%. En ambos casos el rechazo viene motivado por imágenes y videos que el personal de RRHH consideró inadecuados.
"Podemos ser nuestros mejores publicistas. Es evidente que se puede sacar un beneficio económico de nuestra reputación on line"
Una de las claves para obtener el mayor beneficio posible a la reputación on line es la privacidad de nuestros datos. El estudio elaborado por Microsoft demuestra que, poco a poco, la gente empieza a tomar conciencia de la importancia que tiene su identidad en la Red. Un 42% de los encuestados reconoce haber buscado información sobre sí mismo a través de Bing u otros motores de búsqueda y un 5% se ha puesto en contacto con los administradores de algún sitio web donde aparecen datos propios para que eliminaran contenidos falsos o poco favorables sobre ellos.
Protección de datos
Precisamente uno de los mayores riesgos a los que se enfrentan los usuarios en Internet es al uso que otras personas pueden hacer de sus datos personales. Por muy férreo que sea el control que hacemos sobre la información personal que circula por Internet, siempre se está expuesto a que terceras personas publiquen información falsa. Aunque existen distintos vías para restaurar nuestra identidad on line -crear nuevos contenidos o contactar con grupos como la organización Fertik, dedicada a ayudar a los usuarios a mejorar su identidad en la Red-, la mejor arma para defenderse de los ataques en Internet es el Derecho a la intimidad.
El pasado 28 de enero la Comisión Europea anunció su intención de modernizar la directiva comunitaria sobre protección de datos de 1995. Viviane Reding, futura Comisaria de Justicia y actual responsable de la cartera de Sociedad de la Información, informó de que el próximo 9 de febrero la CE dará a conocer las conclusiones de los trabajos preparatorios para la reforma de una directiva que debe evolucionar ya que "el mundo ha cambiado mucho desde 1995". Solo en Europa, el número de personas que utiliza las redes sociales roza los 42 millones y uno de los principales riesgos a los que se enfrentan es que aplicaciones como Facebook o Tuenti "permiten que otros vean información personal, incluso fotografías".
Derecho a la intimidad Vs. Libertad de expresión
Según Reding, los ciudadanos "quieren que se refuerce la transparencia y la fuerza de voluntad" para controlar la distribución de datos en Internet, y este es precisamente uno de los objetivos de la reforma de la directiva de 1995". Esta afirmación contrasta con las polémicas declaraciones realizadas recientemente por el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, asegurando que la gente lo que quiere en Internet es compartirlo todo y no que refuercen la privacidad.
Aunque en cierto modo Zuckerberg podría tener su pequeña parte de razón, no hay que olvidar que las decisiones que tomamos en Internet tienen repercusiones que van más allá de los límites de la Red y que sus efectos pueden llegar a perjudicar nuestros intereses en la vida real.
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